La preparación es un juego de niños: pesa los ingredientes y amásalos en un bol grande hasta conseguir una masa. Cúbrela con un paño de cocina y déjala reposar durante unos 10 minutos. Divide la masa en 9 porciones del mismo tamaño, dales la forma de panecillos redondos y colócalos sobre un papel de horno de Albal®, déjalos reposar tapados otros 5 minutos más. A continuación, presiona y aplasta cuidadosamente las bolas con las manos. Unta un poco de agua sobre una mitad de cada panecillo y esparce semillas de amapola, pipas de girasol y sésamo sobre esa superficie. Con ayuda de un cuchillo humedecido o una rasqueta para masa, haz tres incisiones en el lado húmedo y coloca dos pipas de calabaza en la masa como si fueran los ojos de una cabeza. Humedece los panecillos con agua, cúbrelos una última vez con un paño y déjalos reposar unos 20 o 30 minutos en un lugar cálido. Antes de hornear, humedece nuevamente los panecillos con un poco de agua y córtalos con unas tijeras para dar forma a la nariz. Hornea unos 20 minutos con aire caliente a 210°C hasta que estén dorados.